POR WILSON GUERRERO B.- Santo Domingo este es sin dudas, el paraíso deseado por todo partido político y más aún de todo aspirante o soñador con llegar al Congreso Nacional, al gobierno municipal o a la presidencia de la República y es precisamente, debido a que demográficamente es el municipio cabecera de la provincia Santo Domingo y el que cuenta con una cantidad de votantes que sobrepasa el millón de electores, lo que lo convierte en el más codiciado en los tiempos electorales.

Y digo en el tiempo en que se aproximan las contiendas electorales, porque es bien conocido que muchos de los actores políticos, logren ser beneficiados o no, como por arte de magia se desaparecen después de los procesos y aparecen ya entrada en vigencia la campaña o “guerra” para escoger los candidatos que definitivamente participarán en el certamen y finalmente para su elección o no, para ocupar las diferentes posiciones del tren gubernamental. Acción que ha creado un malestar permanente en los electores, no de un partido en especial, sino de todos.

Pero aun así, las aspiraciones a cargos electorales de las diferentes organizaciones políticas crecen como la verdolaga. Y vemos personajes que sin un trabajo social en beneficio de los habitantes de los diferentes sectores que componen a Santo Domingo Este, muchas veces que ni residen en él, lo que, pone entre dicho la confianza para depositar un voto de confianza en un aspirante irreal, que llega de manera fugaz y que fugazmente desaparece.

Dicho señalamiento, lo hacemos basado en un estudio que determina la gran cantidad de aspiraciones electivas para terciar en las venideras elecciones del año 2024, solo en las organizaciones tradicionales como son el PRD, PLD, PRM y ahora la Fuerza del Pueblo, vemos la gran cantidad de hombres y mujeres, (que no sabemos de dónde salen) que aspiran a ocupar la alcaldía municipal, una Curul en el Congreso Nacional o un asiento en la Sala Capitular del Ayuntamiento.

El Partido Revolucionario Dominicano, un partido que por el mal manejo en la dirección de su presidente Miguel Vargas Maldonado, ha caído en un bajo nivel, tanto que la mayor parte de su matrícula ha emigrado a otras organizaciones, así mismo el PLD que debido al descredito con que salió de las esferas del poder y el repudio de la población a su presidente Danilo Medina y de altos funcionarios que hoy son reos de la justicia dominicana e internacional, están en una difícil situación para retornar al poder.

El PRM, actualmente gobernando la nación, ha logrado un crecimiento de su padrón para retener el poder en el próximo certamen eleccionario del año venidero, pero debemos señalar que el desborde desmedido en las aspiraciones de muchos, con méritos acumulados, otros que quieren acumular méritos y muchos que persiguen alcanzar la notoriedad que les permita ser tomados en cuanta para obtener un puesto en el tren gubernamental o ascender a un puesto dirigencial en el partido, ponen en riesgo la popularidad del presidente Luís Abinader, quien tiene una valoración de la población muy elevada y, digo esto porque cuando cada quien jala para su lado, se pone en evidencia una de las tantas frases que mencionara, el jamás olvidado líder nato de la política dominicana, doctor José Francisco Peña Gómez, cito: “Solo el PRD destruye al PRD” cierro cita.

Y quiero detenerme ahí, para hacer una observación que creo puede ser peligrosa y es que, se demuestra la falta de unificación en torno a quien reúna las condiciones, el perfil, la capacidad y los méritos para garantizar el triunfo ante cualquier perspectiva.

Lo mismo ocurre con el partido Fuerza del Pueblo, del cual vemos un sinfín de aspiraciones, que no sé si la membresía alcance para lograr los votos que amerita cada uno para asegurar la candidatura en cualquiera de los niveles electorales.

Y podemos observar una muestra que pone en evidencia el razonamiento que hacemos, mirando la cantidad de organizaciones que esperan ser reconocidas por la Junta Central Electoral (JCE), quien dio a conocer recientemente que unas ciento tres (103) agrupaciones (movimientos y partidos) han solicitado ser legalizados por el alto Tribunal Electoral para poder participar en los procesos de elección Congresual, Municipal y Presidencial del año 2024.

 

Un país con una población que ronda entre los 12 a 14 millones de personas (mal contadas) y nos preguntamos ¿de aprobar todas las organizaciones políticas que solicitan ser reconocidas por la JCE, con cuantos votos ganaría un partido la presidencia de la República?

Esperamos que la reforma a la Ley Electoral, si hay voluntad política y social, aplique los correctivos de lugar para que de una vez y por todas haya un verdadero control o de lo contrario estaríamos trabajando para subsidiar a un grupo de vivos que solo pretenden sacar provecho de las arcas del Estado

Por lo que sugerimos, que debe definirse, que para conformar una agrupación política, al solicitar ante la JCE debe tener una nómina de inscritos de los 300 mil hasta 500 mil y, muy importante que no sean nombres duplicados en otras organizaciones, pero además que el Estado no tenga que subsidiar con los recursos del pueblo a esas instituciones, hasta que no participen en dos procesos y obtengan el mínimo del 5% y que no puedan presentar otra solicitud por tres periodos eleccionarios de no sacar dicho porcentaje. “Para que se acabe el relajo”.

En conclusión: No puede haber un desarrollo social, cuando un grupo entiende que el crecimiento es individual, el progreso debe ser común, con la participación de todos, porque un país que base su evolución y estabilidad en el enriquecimiento de un grupo, no progresa, sobretodo debemos fortalecer la confianza de la población en los actores políticos, creando proyectos de nación, de crecimiento y mejoría de los sectores, que procuren en bienestar de la población, con condiciones de vida digna para todos los dominicanos.

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