La verdad se impone ante la especulación y la envidia
POR FRANCISCO PORTES B.- El tiempo, como dijera Georg Wilhelm Friedrich Hegel, “el Tiempo es el Tribunal Supremo”. La envidia es el sentimiento de pesar ante el bien que posee otra persona, es decir, el desagrado y molestia producidos en alguien ante el bien ajeno. Ahora bien, el Bien no solo se refiere a las cosas materiales; sino también a la sabiduría, a la destreza, al liderazgo, al conocimiento, al dominio, y a la capacidad de influir sobre los demás.
Al mediocre o indigente intelectual todo aquello le molesta, lo melifluo del avanzado, para el envidioso es amargor y agrura.
Este introito o prolegómenos lo hago por lo antes pasado a la Lic. Luz del Alba Jiménez Ramírez, quien fue objeto de una envoltura mentirosa e improbable que se tejió en su contra.
Quienes conocemos su trayectoria nunca aceptamos ni en lo más remoto la falacia banal, de poca monta e inaceptable que se fabricó con un material tan endeble que no resistió análisis ni ponderación. La importancia quedó sumida sólo en la mente de un artesano que no tuvo ni encontró clientes, para que le comprara su producto, quedándose sin Pito y sin Flauta.
El resarcimiento de Luz ha sido su merecida designación como vice cónsul en España.
Ella no solo tiene buena formación académica, además de ésta, la mejor formación y ejemplo de honradez la tuvo en su hogar, bajo cánones morales y de prudencia, con una conducta incólume, prístina y límpida.