POR ROBERTO VALENZUELA.- En una fecha como hoy, Día de San Rafael (un arcángel que vela por el destino de su tierra), nació el niño Rafael Leónidas Trujillo Molina, 24 de octubre de 1891. Conocido durante sus 31 años de Gobierno, como “El Jefe”, “El Padre de la Patria Nueva”, “Benefactor de la Patria”. Apodado Chapita en su pueblo natal San Cristóbal, ganó fama por su disciplina, valor y la forma despiadada como perseguía a los “gavilleros” o revolucionarios que luchaban contra la invasión de Estados Unidos.
La resistencia a la intervención militar norteamericana fue bautizada por los estadounidenses con el nombre despectivo de “gavilleros”, tratando de decir que los patriotas eran bandidos que desestabilizaban el país.
Trataban de desacreditar la resistencia armada y su acción patriótica en defensa de la República Dominicana, realizando persecuciones a campesinos y a todos los que se imaginaban que colaboraban o podían colaborar con los revolucionarios.
Los militares norteamericanos, con el apoyo de soldados dominicanos que habían reclutado y entrenado, como el joven Trujillo, utilizaban terribles métodos de torturas, como el de marcar a la gente un hierro caliente, como el que se usa para estampar las reses, caballos, burros y mulos.
Una noche en San Cristóbal, en medio de una comilona, Trujillo, con una frialdad que metía miedo al hombre más valiente, narraba la forma como esa misma tarde había torturado y asesinado a unos gavilleros con toda su familia: padres, madres, hijos. Chapita se vanagloriaba diciendo que con sus propias manos había ahorcado a algunos de ellos, imitando los gritos y las súplicas de los revolucionarios y sus familiares.
La narración fue tan gráfica, que una de las mujeres que preparaba la comida, horrorizada, le reclamó: “Caramba, Diantre, Chapita, tú si eres cruel, tu si eres malino”. A lo que Trujillo respondió, sin inmutarse: “no te mortifique mamita, que esa gente no es familia tuya”. Este relato está consignado en el libro “Trujillo de cerca (página 63)”, de Mario Read Vittini.
El miedo
Cualquiera no cree que Chapita tuviera temor a algo o a alguien, pero la historia demostró que tenía miedo como el Diablo a la Cruz. ¿Pero a qué?
Al igual que Reed Vittini, don Salomón Sanz fue del círculo íntimo de la familia Trujillo. Sanz cuenta una de las cosas más curiosas, cuando el periodista investigador de temas históricos Víctor Grimaldi le preguntó de repente: ¿A qué le tenía miedo Trujillo? Se río por la pregunta en el programa de televisión “Con Víctor Grimaldi”.
Respondió sin titubear, mostrando que conocía en detalle al generalísimo Rafael Leónidas Trujillo Molina: a los perros, los rayos y los aviones.
Dijo que donde quiera que tenía una residencia, un establo, lo minaba de pararrayos. Su pánico era tal que no ponía uno, sino tres y cuatro pararrayos en los lugares que frecuentaba, como el Palco Presidencial del Hipódromo Perla Antillana.
Reveló que en 1929 tuvo un accidente de aviación con golpes en la nuca y jamás quiso viajar en avión, sino en barcos.
Narró que un perro collie (llamado «Chivirico») de Radhamés, el hijo más pequeño, atacó a Trujillo, quien pidió a Salomón que convenciera a Radhamés para que sacara el cachorro de la residencia familiar y lo regresaran a la Hacienda María.
Conflicto con Ramfis
Sanz reveló que las relaciones entre Trujillo y su hijo mayor se descompusieron en 1960 porque Ramfis (Rafael Trujillo Martínez) le pidió que negociara su salida del poder, para evitar consecuencias funestas, como el asesinato de Trujillo y persecución de la familia.
Su esposa, María Martínez, apoyó la idea de abandonar el país. “En agosto de 1960 se agriaron mucho las relaciones entre Ramfis y Trujillo: Ramfis le decía que entregara el poder y Trujillo decía que no; doña María estaba de acuerdo con Ramfis”, añadió.
Al contrario, Radhamés, de 18 años, no quería dejar el país, ni después de haber asesinado a su padre. Don Salomón fue de las personas que lo convenció de que abandonara el país con los demás familiares.
Esclarece sobre la fortuna de los Trujillo, a la muerte del tirano: Salomón explicó que los familiares de Trujillo sacaron del país 200 millones de pesos y no más de mil millones, como se especulaba.