Santo Domingo, R.D.- La justica dominicana tiene que poner control y sanciones ejemplares para quienes se dedican a la estafa de los que confían en ellos, a través de sistemas financieros disfrazados o fraudulentos que se desarrollan a la luz y en los ojos de las autoridades que deben velar por la pureza de los negocios.
El caso más reciente conocido es el de Aléxis Andrés Gómez Peña hijo y Bradley Jesús Gómez Hernández quines dejajaron enganchado a un grupo de personas que confiaron en él y le depositaron sus dineros para un sistema piramudal, según informaciones llegadas hasta este medio DC hay envuelta una suma que sobre pasa los 80 millones de pesos a través de Q Capital, compañía que fue registrada el el país en el 2019.
La compañía oferecia a sus clientes potenciales jugosos beneficios consistentes entre un 5% y un 10% mensual, lo que motivó a sus víctimas a retirar sus ahorros de otras intituciones bancarias donde tenían sus depósitos.
Esto indica que el único estafador que existía o existe no era Mantequilla, el de Monte Plata; sino que existen otros y con buenas relaciones a lo interno del sistema de justicia, ya que supuestamente, Alexis Gómez hijo es pariente de primer orden de un Juez.
Aunque no necesariamente su pariente esté involucrado en el negocio; pero según mi fuente, sí sabía en lo que estaba su familiar, quíen ahora, dizque viven en la cara y exclusiva ciuda de DUBAI, disfrutando a costa de sus clientes, sin que el Estado dominicano haga nada.
Según Alicia Ortega en su Informe, hubo un cliente que canceló un certificado financiero de una entidad bancaria y lo invirtió en QRD CAPITAL con el propósito de aumentar sus ingresos, para la compra de medicamentos, ya que padece de Artritis Reumatoide y los mismos son muy caros.
Alexis le vendía la idea a sus victimas de que el invertía en Bolsa de Valores y en Criptomoneda. La compañia logró amarrar a más de 400 clientes y luego les bloqueó el acceso a su capital.
Uno de los estafados por Alexis Gómez dijo que él los borró a todos y les dirigió a un abogado conocido sólo como Rafael, para que él tomara apuntes de cuanto les devolverían a cada uno de ellos y hacerles un contrato para fijar la fecha de la devolución de su inversión; pero dicho contrato nunca fue entregado, cerrando entonces, la oficina.