Por Ing. Paino Abreu e Ing. Graviel Peña
Santo Domingo, R.D.- El mes de la reforestación, valiosa iniciativa para nuestro país, se lleva a cabo oficialmente desde el año1997, cuando el mes de octubre fue declarado para esos fines por las autoridades nacionales. Desde entonces, durante el indicado mes se realizan jornadas de plantación de árboles, actividades de educación ambiental y de restauración ecológica, con mayor intensidad que las similares del resto del año. El objetivo es restaurar la cobertura forestal, proteger las cuencas hidrográficas y fomentar una cultura de conservación en la ciudadanía, por lo que en dichas jornadas solía participar una gran diversidad de grupos sociales.
Todo funcionaba bien dentro de un programa conocido como «Plan Nacional Quisqueya Verde», buque insignia de todos los programas de reforestación que se han ejecutado en el país y que ha elevado la cobertura boscosa hasta casi un 40%, según datos del propio Ministerio de Medio Ambiente.
En junio de año 2023, el presente gobierno dominicano decidió establecer su propio “Plan Nacional de Reforestación y Restauración de Ecosistemas Forestales”, prometiendo reforestar 320,000 tareas con la siembra de 22 millones de árboles nativos y endémicos. Este plan incluía en su declaración la rehabilitación de viveros, la restauración de cuencas hidrográficas prioritarias y la generación de empleos rurales. El Presidente Abinader lo declaró “prioridad de seguridad nacional”, al parecer, reconociendo, la importancia de las cuencas altas para el abastecimiento de agua.
No hay que ser un analista profundo para ver que lo que perseguía el “gobierno del cambio” con el nuevo plan de reforestación, era invalidar el impacto del emblemático “Plan Nacional Quisqueya Verde”, hechura de los gobiernos de Leonel Fernández. Pero ¿qué es lo que ha ocurrido en el recién pasado mes de la reforestación? ¿Qué es lo que está pasando con el plan de reforestación propuesto por este gobierno?
Lo que ha pasado y está pasando deja mucho que desear y refleja la incompetencia del gobierno y del Ministerio de Medio Ambiente para llevar a cabo sus propios planes y políticas, porque en la actualidad ni tenemos Plan Nacional Quisqueya Verde, ni mes de la reforestación pero tampoco el programa de su propia factura, el llamado Plan Nacional de Reforestación y Restauración de Ecosistemas Forestales.
Tratando de encontrar logros del mes de la reforestación del presente año, los suscritos cuestionamos a actores claves de estos procesos y visitamos viveros oficiales. Lo que encontramos constituye la radiografía de una penosa realidad: desde hace varios años los viveros están en una de las etapas más críticas que han tenido estos centros de producción de plantas en toda su historia, con una eficiencia que no alcanza ni siquiera el 40% de la capacidad de producción instalada y muchos prácticamente cerrados por mínima actividad.
Como consecuencia de lo anterior, se está plantando muy poco y las escasas brigadas que quedan, de las más de 300 que hubo con el Plan Nacional Quisqueya Verde, trabajan en condiciones de precariedad. A este gobierno, que al decir del propio Presidente de la República “le rinden los cuartos”, no le alcanza para pagar regularmente el mísero salario de los tristes brigadistas y viveristas del Ministerio de Medio Ambiente, quienes cobran a cuenta gotas, usualmente varios meses después, como ocurre en la actualidad cuando el atraso lleva ya más de tres meses.
El Plan de Reforestación y Restauración de Ecosistemas Forestales lanzado por este gobierno del cambio fracasó, no tiene una sola cuenca hidrográfica y ni siquiera una zona específica para mostrar los supuestos 22.5 millones de plantas que dicen haber sembrado. El Plan Quisqueya Verde desapareció y ya no se ven las grandes actividades del mes de la reforestación que otrora se llevaban a cabo y a las nos habíamos acostumbrados.
Las evidencias están en las mismas publicaciones que hace el Ministerio de Medio Ambiente. De su página oficial tomamos el listado de las 13 provincias que según el indicado plan serían las más impactadas durante este año en el mes de la reforestación. Aparecen: Dajabón, Santiago Rodríguez, San Juan de la Maguana, Elías Piña, La Vega, Monseñor Nouel, Peravia, Sánchez Ramírez, Santiago de los Caballeros, San Cristóbal, Monte Plata, San Pedro de Macorís y Hato Mayor, donde junto a numerosas instituciones oficiales, organizaciones sin fines de lucro y empresas, se proponían ejecutar más de 50 jornadas para sembrar un millón de árboles en 20 mil tareas.
De las instituciones que participarían algunas ni se enteraron de que fueran convocadas y según los datos recabados lo que se llegó a plantar no pasó de 100,000 arbolitos, es decir, tan solo el 10% de lo programado. En cuanto al área sembrada ésta solo llegó a 1,400 tareas, apenas un 7% de lo prometido. El mes de la reforestación del gobierno del cambio ha sido un rotundo fracaso
Ahora bien, en aras de que se pueda recuperar un poco lo que no se ha hecho en los últimos 10 meses, nos permitimos sugerir al gobierno lo siguiente: Aprovechando la saturación de los suelos por el intenso periodo de lluvias que ha caído sobre país, extender a todo el mes de noviembre y parte del mes de diciembre el mes de la reforestación planificado y no realizado en octubre, si es que encuentran plantas en los viveros. Recomendamos contratar las brigadas que sean necesarias, e involucrar a todos los actores posibles de la sociedad.
De igual manera, aprovechamos para reclamarle al gobierno que por humanidad pague los salarios atrasados a las brigadas de reforestación que todavía quedan, mejore las condiciones de los viveros y del personal que labora en ellos, así como pagar también los viáticos a los choferes de los camiones que transportan plantas y materiales, y además, ofrecer las debidas garantías a los propietarios de los terrenos para el manejo sostenible de sus plantaciones.
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