BRASIL. A pocos días de Ingnacio Lula d Siva asumir como nuevo presidente de Brasil, después de haber permanecido 19 meses en la cárce acusado de corrupción y luego ser dejado en libertad por la Conte Suprema de su país, ha sufrido un intento de golpe de Estado o derrocamiento.
Los seguidores del saliente y expresidente Jair Bolsonaro invadieron los edificios del Congreso Nacional, la Presidencia y el Supremo Tribunal Federal (STF) en una jornada de caos. Aparentemente, Bosonaro no quedó contento ni satisfecho con los resultados eletorales que dieron como ganador a Lula en segunda vuelta el recienpasado año 2022.
Sus adversarios, encabezados por Jair Bolsonaro no le han dado tregua.
El gobierno de España dijo este lunes ver un “rastro trumpista” en el asalto a las sedes del poder en Brasil, al advertir que el “resurgir de movimientos ultras dispuestos a arrollar con todo” es la mayor amenaza para la democracia.
“Hay un rastro, digamos, trumpista en la forma en que se actuó ayer (domingo), con ultraderechistas movilizados entrando al Congreso”, afirmó en la radio Cadena Ser el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares.
Los seguidores del expresidente Jair Bolsonaro también asaltaron el palacio presidencial y la corte suprema en Brasilia, en unos incidentes que recordaron los ataques al Capitolio en Washington en enero de 2021 por simpatizantes del entonces presidente estadounidense Donald Trump.
Albares dijo que efectivamente “el patrón de actuación” de los bolsonaristas es “prácticamente idéntico” al que tuvieron los seguidores de Trump en la capital estadounidense.
Los hechos en Brasil “nos recuerdan cuál es la mayor amenaza que pesa sobre la democracia, la paz y la prosperidad en el mundo (…) y es el resurgir de movimientos ultras dispuestos a arrollar con todo”, dijo de su lado el presidente del gobierno, el socialista Pedro Sánchez, en un evento en Madrid con embajadores españoles.
La noche del domingo, Sánchez había mostrado en Twitter su apoyo al presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, y “a las instituciones libre y democráticamente elegidas por el pueblo brasileño” y su rotunda condena al “asalto al Congreso de Brasil”.